Venezuela es un país, con una población de más de 28 millones de habitantes, en la que el 49,48% son hombres y el 50,52% son mujeres.
Además, es un país con inmensas riquezas naturales y con seres humanos de incalculable valor.
Aunque las desigualdades sociales, son la regla en la mayoría de las naciones. Venezuela es el país en Latinoamérica que se sitúa en 0,39 en el índice de Gini (el coeficiente de Gini es para medir entre 0 y 1 la desigualdad y el ingreso en una población determinada; es decir que hay más igualdad en un país cuando su índice de Gini se acerque más a 0 hay más desigualdad cuando se incline más hacia 1).
Ahora bien, de acuerdo a la ciencia estadística, en los últimos años en Venezuela habría mas igualdad; en vista que el índice de Gini, se inclina más hacia 0 que hacia 1.
No obstante que el coeficiente de Gini es utilizado sobre todo para medir la desigualdad en los ingresos, también puede utilizarse para medir la desigualdad en la riqueza.
Pero, en realidad: ¿hay más igualdad en Venezuela?
En el último lustro, Venezuela ha transitado un sendero de grandes transformaciones en lo político, social, cultural y económico, dado el carácter “revolucionario” que se ha auto endilgado el actual Gobierno.
Centremos la atención en el aspecto político: Venezuela en el siglo XX, estuvo signada en su primera parte por dictaduras militares, en la que se destacan las de los Generales Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, éste último depuesto el 23 de Enero de 1.958, por un Movimiento Cívico-Militar; y la segunda parte por Gobiernos tildados y definidos como “democráticos”, que rigieron con base a un Acuerdo de Gobernabilidad denominado, y conocido en la historia política venezolana. Como “Pacto de Punto Fijo” al que arribaron los partidos políticos AD, COPEI y URD, llamados también “partidos tradicionales”.
El año de 1.998, estableció una diferencia con respecto a los 40 años en los que los “partidos tradicionales” gobernaron a Venezuela; pues llegó al Poder Político, un Movimiento denominado V República y la coalición de un grupo de partidos minoritarios, que apoyaron al Teniente-Coronel (r) Hugo Rafael Chávez Frías, quien insurgió en el escenario político del país, el 4 de febrero de 1.992, cuando intentó de manera fallida derrocar al Gobierno de Carlos Andrés Pérez, perteneciente al partido Acción Democrática (AD).
A partir del arribo al Poder Político del Presidente Hugo Chávez, este aspecto se ha mantenido convulsionado; pues en 1.999, una Asamblea Nacional Constituyente, refrendada y electa por el Pueblo Electoral, aprobó y puso en vigencia desde el año 2.000, una nueva Constitución Política, que rige actualmente en Venezuela; y que ha traído como consecuencia importantes transformaciones en la estructura del Estado, en la vida económica y social del país.
El clima político ha estado tan caldeado, que en el año 2002, el actual Gobierno fue objeto de un Golpe de Estado, con participación de civiles y militares, descontentos con el actual Gobierno. Dicho Golpe de Estado, sólo sacó del Poder al Presidente Hugo Chávez, por 72 horas; pues los mismos militares, se encargaron de regresarlo al hilo constitucional, dado la protesta de la población afecta al Gobierno, que salió a las calles a exigir su regreso.
Lo precedente sirve de introito, para tratar de responder la pregunta formulada anteriormente. Hoy en día, hablar, discutir y debatir sobre “política” esta de moda en Venezuela; lo qué hace o deja de hacer el Presidente de la República, así como los altos funcionarios públicos, son noticias de primera plana; de igual forma lo que opinan los voceros de los partidos de oposición, acerca de las ejecutorias del actual gobierno, al que denominan “régimen” sale reflejado en la prensa nacional e internacional.
Lo que evidencia, que Venezuela, en lo político se encuentra, entre dos polos; el Oficialista por un lado y el Opositor, por el otro; solo separado de acuerdo al más reciente proceso de elecciones parlamentarias realizado el 26 de septiembre de 2.010, tal sólo por un 4%, de los electores que concurrieron a ejercer el sufragio, en esa oportunidad; donde la coalición de partidos de oposición, reunidos en la llamada Mesa de Unidad Democrática (MUD) obtuvo un 52% de los votos válidos y el partido de gobierno PSUV, resultó favorecido con un 48% de los votos; aunque contradictoriamente, éste último partido logró un total de 98 diputados y los partidos de oposición 67 diputados, de un total de 165 diputados que integran las curules de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela.
De los discursos de ambos polos, se infieren posiciones irreconciliables; pues el sector oficial destaca, que se encuentra construyendo un nuevo “Estado Socialista”; en contra posición del sector opositor, que propugna por un retorno al estilo y modo de gobernar que imperó entre 1958 y 1998, en Venezuela.
Los oficialistas enarbolan la consiga “PATRIA SOCIALISTA O MUERTE” y el lema de “NO VOLVERÁN”, en directa alusión a los partidos de oposición, ente estos AD y COPEI; que a su vez califican al gobierno de “COMUNISTA” y “DICTATORIAL”.
En el discurso oficialista, se aprecia, que no se está dispuesto, a conciliar o llegar al acuerdo político con los partidos de la oposición, a los que se les ha anunciado que serán “triturados”, en vista de la mayoría oficialista presente en la reciente instalada Asamblea Nacional; por lo que se puede avizorar que la confrontación en el aspecto político se agudizara en este año 2.011, con una marcada tendencia a profundizarse con miras a la elección presidencial a realizarse en 2.012.
Otra característica del discurso oficial es la “intolerancia” contra todo partido político, grupo o personalidades, que no compartan la tesis de la construcción de una “sociedad socialista” en Venezuela; impulsada y “reimpulsada” por el Gobierno “Bolivariano, Revolucionario y Socialista”.
Por su parte el discurso de la oposición se ha centrado en tratar de refutar lo dicho por el Presidente, criticar las medidas y acciones que ha implementado el Gobierno y predecir que todo eso no quedará sin castigo, una vez regresen al poder político; que no sólo afecta la vida política, sino otros aspectos como el económico, el social y el cultural-educativo.
Innegable resulta algunos avances gubernamentales que en materia de salud, educación e inclusión de aquellos sectores que otrora fueron excluidos, por los gobiernos precedentes; pero no menos cierto es que la “intolerancia” cada día más está dejando su huella, en los seguidores de ambos bandos en pugna, siendo esta más acentuada en el lado oficialista que en el opositor; pues la oposición salvo en algunas Gobernaciones de Estado y algunas Alcaldías, no cuentan con Poder Político a nivel nacional, a no ser la importante cuota de diputados recién juramentados en la Asamblea Nacional, que en minoría también tendrán acceso limitado a ese Poder.
Venezuela, tiene una larga tradición democrática; tal como está establecida en su Carta Fundamental; por lo que le convendría al actual Gobierno, ser más amplio y tolerante con los sectores que lo adversan y buscar escenarios de dialogo, conciliación y entendimiento, que permitan arribar a un Gobierno de consenso, y no afincar, la posición de una sola ideología “socialista” que se imponga a todos por igual; puesto que los gobiernos que tienden a la “intolerancia” cada día son menos en el mundo globalizado en el que vivimos, y en el que la Defensa de los Derechos Humanos, se ha constituido como una bandera universal.
Bien es cierto, que durante los gobiernos del “Pacto de Punto Fijo”, los partidos de izquierda y ultra-izquierda, fueron en las primeras décadas de vigencia de la “democracia” fueron reprimidos y combatidos; pero superada esa etapa, fueron tolerados a través de su legalización e incorporación efectiva a la vida política del país; tales como el Partido Comunista de Venezuela (PCV), el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), la Liga Socialista (LS), Bandera Roja (BR), Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), Movimiento al Socialismo (MAS), Movimiento Tercer Camino, entre otros.
Por supuesto, que excesos en la política, que deben ser criticados y denunciados, siempre los hubo y los habrá; ya que no existe país en el mundo, en los que no estén presentes tales excesos, lo importante es reflexionar y seguir adelante, sin que ello implique la trituración, eliminación o exterminio de los que poseen una ideología y una forma de pensar distinta; a los que circunstancialmente en una sociedad y tiempo determinado detentan el Poder Político de manera absoluta.
Los venezolanos en su gran mayoría ante la disyuntiva: “Intolerancia vs Democracia”, siempre escogerán mayoritariamente la “Democracia”, pues de qué puede servir que el ciudadano común, pueda tener una casa, sino se le permite escoger el tipo de casa y el lugar dónde estará esa casa; importante es que se le pueda otorgar una casa, que cuente con la aprobación de su futuro habitante, porque después de todo, lo seres humanos tienen diferencias intrínsecas, que no podrán ser abolidas por ningún gobierno, el tratar de encasillarlos, en una sola forma de ver el mundo y en una única corriente del pensamiento humano; esa forma de gobernar ha derivado en gobiernos de tinte fascistas y totalitarios, que lejos de contribuir con la felicidad de sus gobernados, fomentan el odio, el conflicto y la intolerancia entre ellos, y en algunos casos extremos la guerra civil y fratricida entre hermanos.
Los venezolanos, deben siempre defender la “Democracia”, aún con sus imperfecciones, y oponerse a las injusticias y las intolerancias provengan de donde provengan, por está válida razón, hay que exigir a quienes gobiernan y a quienes aspiren hacerlo, que toda “intolerancia” debe ser excluida de las políticas públicas; y propugnar por el consenso y la tolerancia de las diferencias sean éstas políticas, raciales, de genero o sociales.
*Abogado, Trabajador Social, Presidente del SUONTRAJ, Secretario Ejecutivo de la Confederación Latinoamericana de Trabajadores del Poder Judicial y Coordinador de la Red de Judiciales de la Sub-Región Andina de la Internacional de Servicios Públicos (ISP)