COMITÉ DIRECTIVO NACIONAL

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COMITÉ DIRECTIVO NACIONAL DEL SUONTRAJ

2 ene 2011

Domingo Alberto Rangel: "LA INVASIÓN cómica"…

El Presidente de Venezuela en muchas ocasiones ha anunciado la posibilidad cierta y categórica de una incursión militar norteamericana en nuestro país. 

Paja física, demagogia desesperada, agitación vana, con tale palabras podrían juzgarse tales posiciones. Nadie es profeta en su tierra, diríamos para cerrar este aspecto de los comentarios de hoy con un refrán tradicional, Estados Unidos es una potencia imperialista, lo cual no significa que sea un potencia estúpida. Todo lo contrario, el imperialismo yanqui se rige por ciertas reglas racionales que son como su bitácora permanente. 

En primer lugar, la oligarquía yanqui, clase o sector dominante en la vida de ese país, sabe mejor que nadie algo obvio en nuestros tiempos, el mundo forma en la época actual un bloque único. Las naciones pasaron todas ellas a la historia, integradas en bloques de alcance continental cuando menos. Una agresión norteamericana a Venezuela sería fácil para los Estados Unidos pero difícil y prohibitiva en lo político. ¿No es una estupidez, para usar una palabra de acento débil si se quiere, una incursión militar que obligaría a la oligarquía venezolana —toda ella— a juntarse a las masas populares en la defensa del llamado suelo patrio. Los yanquis no son tan estólidos como lo fueron los Borbones de España hace doscientos años cuando unieron a las masas venezolanas con la oligarquía en un solo bloque asegurando así el triunfo de las fuerzas patriotas en la puja por la independencia. 

Venezuela alcanza a emanciparse cuando a la oligarquía criolla, alzada desde 1811, se suma las masas populares. La estupidez de los borbones hizo inevitable el triunfo de la causa emancipadora, harto dudosa cuando las masas seguían a Boves y a Monteverde. Una aventura yanqui en Venezuela es hoy imposible. ¿Por qué entonces el Presidente de la República alude a ella y llama a los venezolanos a estar atentos para la oportuna defensa de la patria a la que hubiere lugar en cualquier momento? Porque el Presidente de la República, digámoslo sin tapujos, que la verdad es lo más exigente que existe entre cielo y tierra, es un demagogo irresponsable. La gran tragedia de los bolivarianos, de sus bolivarianos que son deshonestos en el 90% cuando menos de los casos, pero predican la honestidad. Hay dos palabras que rigen en ese momento como si fueran las divisas del gobierno: “¿cuánto hay pa’eso?” y “¿cómo quedo yo ahí?” 

Es probable, a propósito, que el Gobierno bolivariano sea el más deshonesto que haya tenido la República en el último medio siglo. En Venezuela, nunca ha habido un gobierno honesto, o mejor, para devolver a la objetividad sus fueros a los que siempre asfixia el frenesí de la pasión, los gobiernos honestos no pasan de tres o cuatro contando desde el 5 de julio de 1811. En dos siglos cinco gobiernos honestos indica que la inmoralidad ha gobernado casi siempre. ¿Van a invadir los gringos a un país que es mejor sobornarlo? En los análisis históricos nunca deben olvidarse los intereses de clase. Aquí gobierna una oligarquía o una burguesía a través del actual Presidente. Sorprenderá esta afirmación cuando el Presidente clama, como voz en el desierto contra las oligarquías y hace mofa de la burguesía. Si con este régimen no gobierna una burguesía, quiere decir que las enormes fortunas que han acumulado Aristóbulo Isturiz, Diosdado Cabello, José Vicente Rangel y Darío Vivas —por nombrar algunos— ya fueron destinadas o están siendo destinadas a la colectividad. Por primera vez, tendríamos entonces que concluir, el vulgar peculado habría servido para implantar y consolidar un sistema socialista. Pero como el régimen implantado por los militares que acompañaron al actual Presidente en la aventura del 4 de febrero, han metido la mano en el Tesoro para provecho personal, estamos en presencia de algo que viene repitiéndose con fastidio si se quiere desde 1811. 

Los yanquis solo desembarcan sus marines hoy cuando en un país cualquiera haya una razonable perspectiva de insurgencia popular victoriosa o un evidente riesgo de derivación hacia la izquierda más radical. Como Venezuela no está en ninguna de las dos situaciones, los yanquis prefieren mirar como “mira el gato maula al mísero ratón” a esta Venezuela que los divierte o los intriga sin amenazarlo jamás. El Presidente de Venezuela en alguno de los programas de TV a través de los cuales descarga su garrulería incansable, dirá que ya el régimen venezolano está haciendo resistencia cundo pasa por el dolor de enviarle al imperio cerca de dos millones de barriles diarios de crudo y recibir por ello, con dolor también, la cantidad de ciento cincuenta millones de dólares diarios o casi, según oscilen o no los precios de la cesta venezolana de petróleo. 

El imperialismo necesita también divertirse aunque en Broadway y en Miami hay profusas revistas teatrales donde se conjugan increíbles técnicas luminosas o vivaces y el teatro y la opera más seria —el Metropolitan Opera House está ubicado en Nueva York— los jerarcas del imperialismo exigen espectáculos más tensos y más realistas. El Presidente de Venezuela los complace al hablar de una guerra que jamás se librará. Los yanquis no gastan pólvora en zamuro, digámoslo con refrán popular. La Fuerza Armada que sabe a qué atenerse y para que fue creada entre 1900 y 1910, mantienen un su plan de movilización el esquema anti-guerrillero. Los dos teatros de operaciones, el de Guasdualito y el de La Fría, siguen intactos siendo. Aún hoy, el bastión fundamental del Ejército de Tierra. Si el Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Armada o el Alto Mando Militar tomaran en serio lo que dice su comandante en Jefe, tendrían sus principales bastiones en las costas, por las cuales tendría que producirse, de necesidad, la agresión yanqui. 

Las costas siguen teniendo la tradicional Escuela Naval y los raquíticos 
regimientos de infantería de Marina. Oficiales de la Fuerza Armada, a quienes no busco ni cultivo porque tengo principios y no soy un mercenario de izquierda en busca de postor, me dicen que la orden de movilización contra Colombia de hace un tiempo, no pudo ser cumplida por incapacidad operativa de la Fuerza Armada. Eso deben saberlo también los yanquis, si el dato me llega no teniendo yo —menos mal— ni un átomo de poder, a los yanquis debió llegarles mucho tiempo antes… 

FUENTE: DIARIO 2001 (VENEZUELA)