Por Luis M. Galviz
En un gran palacio, ubicado en un país de Europa; vivía un Rey y sus cortesanos; contiguo al palacio había una villa de humildes campesinos, artesanos y trabajadores de nombre “JUSTICE”, que con el sudor de sus frentes, llenaban de dinero las alforjas del Rey y sus cortesanos; puesto que eran obligados a pagar impuestos hasta por el agua que consumían a diario.
Este Rey se llamaba Frank I y su Primer Ministro Edward, mejor conocido como El diabólico; el resto de los cortesanos, eran unos aduladores, que con tal, le dieran privilegios y parte de los impuestos, que le eran cobrados a los campesinos, artesanos y trabajadores, cumplían su edictos, sin remordimiento de consciencia.
El Rey, también era que el administraba justicia a sus súbditos, siempre refrendado por su Primer Ministro, quien era un personaje siniestro y vil.
Al final de cada año, los habitantes de la villa “JUSTICE”, en los años, en los cuales el padre del Rey Frank I vivía, la costumbre era que se le permitiese a los campesinos y trabajadores, quedarse con un porcentaje un poco mayor, al que recibían todos los meses, para celebrar el Nacimiento del Hijo de Dios. Esa costumbre fue derogada, mediante edicto por el Rey, contando con el visto bueno de su malévolo Primer Ministro y de los demás cortesanos.
Y, desde entonces, la navidad en villa “JUSTICE”, nunca fue la misma. Cuando el Rey Frank I, culminaba su tercer año de reinado, el descontento entre los pobladores de la villa, era enorme, y aunque su Primer Ministro se encargaba, para que el malestar de los trabajadores y campesinos, no llegara a oídos del Rey; éste sentía las miradas de desprecio e ira, en sus paseos matutinos por los campos y la villa; sin embargo a él, no le importaba mucho, pues en su mesa, siempre había abundancia de toda clase de manjares y sus alforjas, siempre estaban repletas de dinero.
Edward, el Primer Ministro, a quien los campesinos, artesanos y trabajadores llamaban El Diabólico, era un tipo regordete, que en ocasiones era confundido con un bufón, pues su apariencia de payaso, no la podían ocultar, las joyas y vestidos lujosos, que solía usar. Los campesinos lo odiaban, porque además de ser en extremo dañino y cizañero; imponía en todo matrimonio de campesinos, artesanos o trabajadores; la ley de Prima Nocte.
El Primer Ministro, aunque se mostraba leal al Rey Frank I, a sus espaldas siempre hablaba mal de éste, y entre sus co-cortesanos más allegados, fraguaba planes, para destronar al Rey, a toda costa.
Frank I, era un advenedizo al trono, porque a falta de alguien más competente, su padre no había tenido más remedio, que entregarle el trono a su muerte; pues era hijo único; se decía que era un hombre acomplejado, y en ocasiones tartamudeaba, con un bajo nivel de inteligencia y gustaba estar rodeado de efebos.
Gracias, a una actitud genuflexa, servil y despiadada; logró convencer a su Hada Mala, para que en sueños, embrujara a su propio padre, con la finalidad que éste enfermera y muriera antes de su tiempo, y así poder quedarse con el trono.
En villa “JUSTICE”, ya los niños y niñas, no recibían regalos del Niño Jesús, pues sus padres apenas obtenían por su duro trabajo, una ración mínima de trigo, leche y hortalizas; que alcanzaba sólo para sobrevivir, el frio invierno de cada año.
La Navidad en villa “JUSTICE”, era triste y desolada; los artesanos, campesinos y trabajadores, solían reunirse cada 24 de diciembre, para rezar a Dios y le pedían que los librara de las maldades del Rey y de su Primer Ministro.
Rogaban, porque las cosechas siempre fueran abundantes, para así poderse quedar con un poco más, de lo que le era asignado, y poder garantizar que sus hijos e hijas, crecieran sin problemas de alimentación.
El Rey Frank I, no tenía piedad para castigar a los pobres campesinos, artesanos y trabajadores. Cada año les reducía las raciones de alimentos, vestidos y calzados; no tenían derecho a vacaciones, no tenían derecho a enfermarse, porque aún estando enfermos era obligados a trabajar; no tenían derecho a opinar, porque sí lo hacían, los mandaba azotar, hasta sangrar, debían trabajar incluso los sábado y domingos, sin recibir una ración adicional y compensatoria de alimentos; no estaban permitidas la fiestas ni celebraciones, y cada vez que sus bajos instintos, lo impulsaban, mandaba al destierro y al hambre a los pobres campesinos, artesanos y trabajadores; en definitiva eran tratados peor, que los caballos que tenían en sus establos el Rey, el Primer Ministro y los demás cortesanos aduladores.
Entre los habitantes de villa “JUSTICE”, se empezaron a organizar, para buscar su independencia del Rey Frank I y de sus cortesanos. Las horas de la madrugada, eran utilizadas, para planificar las estrategias en contra de la tiranía que le era impuesta; redactaban panfletos en contra de las arbitrariedades del Rey y de su Primer Ministro, que eran distribuidos en toda la villa; realizaban pintas y rótulos en las paredes del palacio; escondían parte de la cosecha, para alimentar bien al pueblo; los que sabían leer y escribir enseñaban a los demás que no sabían hacerlo; los artesanos fabrican arcos, flechas, lanzas, escudos, cachiporras y espadas, para ir armando al pueblo; para cuando el momento oportuno se presentara.
Mientras tanto la vida en el palacio, transcurría con toda normalidad; el Rey Frank I, estaba pendiente de la última moda, en las Cortes de Francia, España e Inglaterra; se había casado con una linda Princesa, de otro reino, para así evitar murmuraciones; le encantaba que sus efebos y las mujeres de su Corte, le contaran los chismes acerca de sus maridos; cada día acumulaba más riquezas mal habidas y se las enviaba a unos testaferros suyos, en Francia; no le gustaba ese mundo, pero por lo menos era el Rey, y mandaba sobre todos los demás, a pesar de su múltiples defectos.
Por su parte el Primer Ministro Edward, era un conspirador de oficio, no se cansaba de decir, que cuando fuera el Rey, todo cambiaría, y sería en esa oportunidad cuando villa “JUSTICE”, sí sabría lo que es un Rey, y no esa piltrafa de Frank I.
Cada día llevaba consejos al Rey, para incrementar las cargas impositivas a los campesinos, artesanos y trabajadores, y nuevas formas de castigos a ser aplicados a quien osare rebelarse contra sus designios y los de la Corte.
El resto de los cortesanos, fingían, por su parte ser fieles y leales, al uno y al otro, siempre que le garantizaran que sus alforjas nunca estarían vacías, y tendrían todos los festines que quisieran, a expensas del trabajo de los habitantes de villa “JUSTICE”.
Era un día lunes, por la mañana, y el Rey Frank I, montó su caballo alazán, y salió con su escolta real, a dar uno de sus consuetudinarios paseos, por lo campos y la villa.
Cuando, ya estaba bien lejos del palacio, decidió dar una pequeña caminata, a orillas de un hermoso lago, que se encontraba dentro de su reino; y fue ese en momento, cuando los campesinos, artesanos y trabajadores unidos y organizados; lo rodearon, poniéndolo preso y a toda su escolta; pues la intención de lo pobladores de villa “JUSTICE” eran realizarle un juicio justo, para que pagara, por todos sus desmanes y arbitrariedades.
Un grupo de trabajadores y artesanos, se pusieron las ropas de los hombres, que escoltaban al Rey Frank I, y otro vistió las ropas del propio Rey. Montaron a caballo, y se dirigieron hacia el palacio, con la intención de poner presos al Primer Ministro y a todos los demás cortesanos. Ya en las cercanías del palacio, escondidos, se encontraba, el resto de campesinos, artesanos y trabajadores, armados con las armas por ellos fabricadas, a la espera; que entrara el grupo ataviado con las ropas reales, al palacio; y a la señal de apertura de las puertas, entrarían todos y combatirían a quien se le opusiere en el camino.
A la hora, que el Rey solía regresar a palacio, todas la mañanas, se aproximó al mismo, la primera avanzada de artesanos y trabajadores, con los caballos y ropas del Rey. El atalaya, dio el visto bueno, para que le abrieran las puertas del palacio al Rey, que retornaba de su paseo matinal.
Ya dentro, el grupo tomó posiciones, combatió en contra de los desprevenidos guardias del palacio, los arrestaron a todos, sin que se produjese baja alguna; y procedieron a abrir las puertas para que entrara el resto de sus compañeros.
El primer Ministro, que era un holgazán y perezoso acostumbraba a dormir hasta después del mediodía, por lo que ni cuenta se dio, de la operación militar planificada y ejecutada impecablemente por los habitantes de la villa “JUSTICE”; el resto de cortesanos aún no salían de la resaca que les produjo la ingesta de vinos y licores, de la noche anterior; por lo que a todos, incluyendo al regordete Primer Ministro Edward, se les arrestó, y fueron puestos en los calabozos del palacio; y al Rey Frank I, se le colocó en las mazmorras a la espera de su juicio..
Los campesinos, artesanos y trabajadores, constituyeron un Consejo de Gobierno, y entre ellos fueron electos, por votación directa y pública, doce consejeros, entre los más sabios y valientes hombres y mujeres de villa “JUSTICE”; quienes serían los encargados de juzgar con justicia y equidad; al Rey Frank I, al Primer Ministro Edward y al resto de cortesanos, por sus crímenes y fechorías.
El primer decreto, que dictó el Consejo de Gobierno, fue que cada campesino, artesano y trabajador, sería dueño de lo que produjera lícitamente con su trabajo, así como las tierras e instrumentos de trabajo, asimismo, se eliminaron todos los impuestos vigentes durante la monarquía; estableciendo solo la obligación de contribuir con el sostenimiento, que requiera la villa, como calles y avenidas, red de aguas servidas, recolección de basura, mantenimiento de los silos para el trigo, y encendido de faroles durante las noches y otros que se requieran mantener; todo esto fue aprobado democráticamente por los poblares de la villa “JUSTICE” previamente, en asamblea general, convocada en la Plaza Grande de la villa.
El tribunal del Consejo de Gobierno de Villa “JUSTICE”, se constituyó e instaló, el décimo octavo día del mes de junio de 1679, a la hora novena. El tribunal estaba presidido por el hombre más viejo y más sabio de la villa. Los encausados fueron llevados ante el estrado del tribunal, y se les designó a solicitud de los mismos sus defensores; por su parte la villa, también nombró a un fiscal acusador.
Seguidamente, les fueron leídos todos los cargos a los acusados, y a la pregunta efectuada por el presidente del tribunal, acerca de cómo se declaraban en ese juicio, todos dijeron en alta voz, “INOCENTES”. A lo que el tribunal, dio la orden de proceder, a fin de que se demostrara la culpabilidad o inocencia de los encausados.
Se le concedió el derecho de palabra tanto al Rey Frank I, como a su defensor; el Rey, se levantó, y con voz trémula, empezó a decir, que a él, no lo podían juzgar, porque por derecho divino era el Rey, y sobre él, no reconocía autoridad alguna, además que todas su actuaciones se ajustaron al derecho que el mismo había autorizado; por lo que no era culpable de delito alguno y desconoció en ese acto la legitimidad del tribunal y el Consejo de Gobierno de la Villa; luego, guardó silencio y se sentó.
Su defensor, trajo a juicio, todos los edictos, proclamas, decretos y resoluciones; debidamente refrendados por el Primer Ministro Edward; el Acta de Nacimiento donde constaba que había heredado el trono de su padre, quien había sido Rey; y los títulos de propiedad sobre toda la tierra donde se encontraba la villa “JUSTICE”, así como de sus lagos y ríos
Acto seguido, tomó la palabra el fiscal acusador, y con una gran elocuencia, en primer lugar, refutó el derecho divino alegado por el Rey, y le ante puso los Derechos Humanos y el respeto a la Dignidad Humana; asimismo le enfatizó que el régimen monárquico, había sido sustituido totalmente por una Democracia, por los habitantes de la villa; además recalcó que todos los seres humanos somos iguales ante Dios, Nuestro Señor, por lo que todos debemos ser tratados con respeto y dignidad; y uno a uno fue mostrando las calamidades, maltratos y penurias, que por durante tres años, había sometido a todos los pobladores de villa “JUSTICE”.
El fiscal acusador. trajo a juicio, pruebas irrefutables, en cuanto a la cantidad de niños y niñas, que murieron por desnutrición infantil y por enfermedades que no pudieron ser tratadas debidamente; las ancianas y ancianos, que murieron de hambre y demás atrocidades cometidas, por el Rey Frank I. el Primer Ministro Edward, y sus cortesanos..
El tribunal también otorgó el derecho de defenderse al Primer Ministro Edward; quien tratándose de hacer el jocoso y el buena gente; se limitó a decir que todo lo que había hecho, fue por ordenes directas del Rey Frank I, y sus defensores, mostraron todos los Puntos de Cuentas, donde constaba la aprobación del Rey.
El fiscal se levantó, e indicó al tribunal del Consejo de Gobierno de la Villa, que en el caso del Primer Ministro Edward, se aplicara, el principio que establece que a confesión de parte relevo de pruebas, y se le procediera a sentenciar, puesto que alegó en su favor, su propia torpeza, y que se tomara los Puntos de Cuentas, presentados por sus defensores y el propio testimonio del acusado, como pruebas en su contra y del Rey Frank I.
En este estado, el Tribunal del Consejo de Gobierno de Villa “JUSTICE”, acordó juzgar al resto de los cortesanos, en otra oportunidad e hizo que fueran trasladados de nuevo a los calabozos del palacio; en cuanto a los encausados principales, es decir el Rey Frank I y el Primer Ministro Edward; procedió a dictar sentencia, en los siguientes términos:
En nombre de Dios Todopoderoso y por la autoridad conferida por el Consejo de Gobierno de Villa “JUSTICE”; se sentencia al ciudadano Frank I, ex Rey, por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante el tiempo que duró su reinado, a treinta años de prisión, a cumplirse en las mazmorras del palacio, donde residía, el cual de aquí en adelante será convertido en una cárcel, además como penas accesorias, deberá cultivar en el huerto de la cárcel sus propios alimentos, para lo que dispondrá de un tiempo de cuatro horas en la mañana para trabajar en el mismo; asimismo, se anulan todos los títulos de propiedad de tierra y cualquier otro, que en forma ilícita y fraudulenta obtuvo, él, sus padres o sus abuelos, y se procede a la incautación de todos los dineros, bienes e inmuebles, obtenidos basados en la explotación de campesinos, artesanos y trabajadores, que se encuentren dentro del territorio de la villa “JUSTICE” o fuera de ella; ésta pena de prisión podrá ser revisada, a los fines del otorgamiento de una libertad condicional, al cumplir la mitad más un día de la misma. Durante el cumplimiento de la pena, sus custodios, deberán garantizar en todo momento su derecho a la vida y a sus derechos humanos.
En cuanto al ex Primer Ministro Edward, mejor conocido como El Diabólico, se le condena, a treinta años de prisión, los cuales los cumplirá en los calabozos del palacio, convertido en cárcel; se ordena la incautación de todos los dineros y bienes mal habidos, con la finalidad de resarcir a las victimas de sus delitos y crímenes; asimismo, deberá trabajar para auto suministrarse su alimentos en el huerto del palacio, para lo cual se le dará dos horas cada tarde. Esta pena no está sujeta a revisión, deberá cumplirse en su integridad; y una vez, cumplida se le aplicará una medida de destierro forzoso del territorio de villa “JUSTICE”.
Al año siguiente, regresó la alegría a villa “JUSTICE”; la Navidad volvió a celebrarse, y los niños y niñas comenzaron a recibir otra vez regalos del Niño Jesús, Hijo de Dios; la villa, a nivel internacional, fue reconocida, como modelo de democracia y de respeto a los derechos humanos; nunca más hubo explotación del hombre por el hombre; y todos sus habitantes como hermanos conviven en paz, justicia y armonía; hasta nuestro días.
Cuando llegó el tiempo del cumplimiento de las penas, impuestas a Frank I y a Edward, siendo unos ancianos; a Edward se le desterró de por vida del territorio de villa “JUSTICE”, yendo a morar como un fantasma en las periferias de las fronteras de la villa, a menudo los visitantes extranjeros, al cruzar las fronteras, lo veían, con ropas de arlequín, tratándose de hacer el gracioso, con la finalidad que le dieran una cuantas monedas; así estuvo hasta el final de sus días, muriendo sólo y recordado con desprecio, por todos los habitantes de villa “JUSTICE”.
A Frank I, se le permitió vivir, por el resto de sus días, en los establos y cabellerizas del palacio convertido en cárcel, con la obligación de limpiarlos, todos los días, y así fue pasando sus últimos años, hasta que murió, todavía diciendo que el era Rey, por mandato divino. Sus restos fueron sepultados en el cementerio que se encontraba dentro de la cárcel que una vez fue su majestuoso palacio, convertido en una cárcel, para él, su ex Primer Ministro y los demás cortesanos.
Mientras, tanto las nuevas generaciones de villa “JUSTICE”, jamás volvieron a conocer un régimen de terror y tiranía, como el vivido en la época del Rey Frank I y su Primer Ministro Edward; por el contrario, con los años villa “JUSTICE” se convirtió en una gran ciudad, de las más educadas y prósperas de Europa.
Nota: Este cuento es producto de la imaginación de su autor, todos los personajes son ficticios e imaginarios. Cualquier parecido con la realidad, es simple y mera casualidad.
Fuente de la Imagen. http://queondacon.com/?p=52