La nueva Asamblea Nacional debe asumir con voluntad política y sincera vocación de servicio la tarea de redactar un nuevo Código Penal. La legitimidad que le proporciona el hecho de ser un organismo plural con particcipación de las diferentes corrientes de pensamiento, le permite gozar de la legitimaidad necesaria para debatir todos y cada uno de los temas, principios y delitos que se requieren para tutelar los derechos humanos y demás bienes jurídicos relevantes.
Me parece positivo que se haya retomado la idea que, desde el año 2001 hasta 2004, me animó a participar en la elaboración de un nuevo Código Penal. No obstante, lamento que ello se haya hecho de forma clandestina, sin una amplia consulta y, de repente, aparece un proyecto, cuya autoría se ignora y se mantiene como un secreto de Estado. Es cierto que se tomaron algunas ideas de nuestro trabajo, pero hacen falta muchos y profundos ajustes para evitar errores y efectos colaterales indeseables en perjuicio de la justicia, de los derechos humanos de tod@s y, especialmente, de las víctimas de delitos.
Así, como evidencia de un error técnico y conceptual, el proyecto de Código Orgánico Penal que elaboró la Comisión de Política Interior de la Asamblea Nacional tipifica hechos punibles como el genocidio y los crímenes de lesa humanidad. No obstante, creo que los mismos no deben estar contenidos en ese instrumento debido a su naturaleza de ser las peores ilicitudes contra los derechos humanos que puedan cometerse. Por ello recomiendo que se redacte un Código de Crímenes Internacionales, como una Ley especial y distinta, que se adapte al Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, los Elementos de los Crímenes y los principios de Derecho Penal Internacional que sustentan a estos instrumentos. Asimismo, que de cabida a los avances jurisprudenciales de la Corte Penal Internacional y los Tribunales especiales que hayan dictado sentencias.
Otro aspecto a mencionar es que no se haya depurado el listado de delitos vigentes, sino, más bien, se mantiene la tendencia de compilar en un solo texto todos los delitos que, actualmente, se encuentran desperdigados en leyes penales especiales. Creo que no se deben embutir todas las leyes penales vigentes en un solo texto. Un buen Código debería tener unos 300 artículos. El proyecto que estudia la Comisión de Política Interior consta de 924 artículos.
Mantener los delitos de desacato es otro gran error. De nada sirve tipificar delitos contra los derechos humanos si el desacato es punible. Cada denunciante, abogado o defensor de los derechos humanos se verá impedido de expresarse por esta amenaza.
Fernando Savater advirtió en su libro "Ética como amor propio" que, a menudo, desde el Poder se invocan los derechos humanos como una excusa para violar derechos humanos. La nueva Asamblea Nacional tiene un gran desafío: no usar los derechos humanos como un comodín.
Fernando M. Fernández